MITE AL BORDE
Gabriela Schevach sobre la muestra ¨Mitema¨, para Juanele

Idealmente, la galería se presenta como un cubo blanco, como un espacio neutro para que las obras se destaquen en sí mismas, sin interferencias de la arquitectura que las rodea. Marcela Sinclair trabaja específicamente sobre este espacio, lo dibuja en el clásico estilo del boceto del arquitecto, desde diferentes perspectivas, como si lo hubiera diseñado.

Mite, la galería, el espacio en que interviene la muestra Mitema, de Sinclair, supo albergar entre sus paredes, por ejemplo un laberinto de cartones, fotos y pesados cortinados en la muestra de Dudú Alcón Quintanilha. Ahora está casi vacía. No se colocaron objetos colgados del techo y ningún objeto movible se interpone al paso del visitante.

Los dibujos de Sinclair, en marcos chatos de madera, ocupan apenas una pared y media y reproducen con exactitud los “elementos discretos” de la sala, como los llama Fabio Kacero en el texto que acompaña a la muestra : mueble, ventana, escalera, luces, vigas, techo verde a media altura… Sinclair agrega dos líneas a modo de sogas de mudanza, que atan el único y pesado mueble, siempre ubicado a la izquierda de la entrada de la galería. La serie de dibujos simula que lo trasladan, moviéndolo desde arriba. El gesto parece señalar no tanto el movimiento en sí, sino al contrario, la fijeza del resto de los objetos, esa “materia que preexiste en la vastedad del mundo, en lo acotado de esta habitación”.

Un espacio, una sala, un local, Mite. Y justamente Mite puede contener, con sus elementos, distintas obras, gestos, apoyados en las mismas paredes, el mismo suelo, el mismo mueble. Sinclair trabaja con este espacio como generador de significados y valores, transformando su estructura en la del mito en el sentido clásico, el “Mitema”, esa unidad mínima, estructural, que se va repitiendo en relatos disímiles.

En los dibujos de líneas mínimas y precisas, con colores al agua, casi reflejando el espacio donde están ubicados, todo se muestra de manera racional. Sin embargo nada se explica. La representación del espacio lo desnaturaliza, lo cuestiona, lo lleva al borde del abismo. Y de esta manera, mientras Sinclair parece hablar estrictamente del espacio, modifica con su gesto también el pasado, presente y futuro de lo que veamos en esa habitación.